Estados Unidos, Rusia y Ucrania. Guerra y sanciones (II)

Continúo el artículo anterior. ¿Guerras? Veamos. Las anteriores, las de las 2 últimas décadas, todas protagonizadas por Estados Unidos (EU), ya sea en forma directa o por intermedio de su OTAN y su sierva Europa: guerras de Irak, Afganistán, Siria, Libia, Somalia, y Yemen, habrían sido, y son siempre guerras buenas, dignas de apoyo, de celebración y, para quienes temen criticarlas, entonces de silencios cómplices. La actual, en cambio, en la que Rusia enfrenta a Ucrania, es mala, criminal, y condenable. Y Rusia, la culpable, merecería las furibundas sanciones que EU y Europa, responsables de las otras, le aplican cínicamente con un apoyo mundial que esta vez estalla en crecientes amenazas, insultos y agresiones, buscando aislarla, aplastarla y destruirla, siguiendo, en unos casos por dócil ignorancia, en otros por servil complicidad, un plan cocinado y hecho conocer del ámbito político por EU desde hace años.
Comparemos. Para no repetir lo dicho, reitero lo esencial. A Irak, EU lo destrozó, le robó los fondos de su Banco Nacional y causó más de un millón de muertos. A Afganistán lo desangró por 20 años, y aunque al cabo los talibán lo derrotaron, le robó en venganza hace 2 meses al pobre país sus reservas internacionales, depositadas en bancos yankees: 7 mil millones de dólares. A Libia la destruyó por completo y le robó 150.000 millones de dólares. EU asesino, torturador y además ladrón. ¡Bravo! Aplausos o silencios cómplices para sus miserias, crímenes y robos. Los muertos que causa son “daño colateral” que ni siquiera se cuenta. La cifra de muertos en el olvidado Yemen es espantosa: destrucción del país, hambruna con decenas de miles de niños muertos, lo que a los medios de EU y Europa les resbala. Silencio: son musulmanes y están bien muertos. De Siria lo echó Rusia, pero sigue robándole petróleo. A Venezuela, sin guerra, bastando un criminal bloqueo, también le ha robado el suyo. Y lo mismo a Irán. A ambos les ha robado también sus reservas. EU: guerras, muertes y robos por doquier.
De la guerra entre Rusia y Ucrania reitero lo último. Desde 2004 EU penetra a Ucrania, en la que se fortalece el nazismo, y en 2014 con “revolución de colores”, golpe y matanza se apropian del país. Desde entonces EU y su servil Unión europea (UE) convierten esa Ucrania en instrumento guerrero armado hasta los dientes para atacar a Rusia, acosándola por orden de EU y llegándose al punto en que esta tuvo que responder usando su poder militar, que supera incluso a EU. Así que, en esa guerra, que definió como ´breve plan militar para desarmar y desnazificar a Ucrania respetando a la población civil´, Rusia no es la agresora. Es la agredida. Y solo se defiende de EU, de su OTAN y su UE. No quiere territorio ucraniano, solo una Ucrania desarmada, pacífíca y neutral, algo indispensable para su seguridad, a la que tiene pleno derecho.
Pero el genocida EU y su servil UE, usando su poder y sus medios, lanzan un ataque histérico y calumnioso de alcance mundial contra Rusia, la cual, una vez dado el riesgoso paso de enfrentar militarmente a Ucrania, dirigida por EU, no puede cesar hasta haber logrado su objetivo. Pero nada ha sido breve, el conflicto se prolonga y enreda y EU, además de armas y dinero, envía ahora mercenarios a Ucrania a provocar actos terroristas y matar rusos. Los medios yankees lo celebran. El feroz odio contra Rusia explota: Muerte a Putin y a todos los rusos. Rusia los tratará como asesinos; y está lista para incorporar voluntarios del Próximo Oriente que se sumen a sus fuerzas.
Resultado hasta ahora: EU arma, financia y dirige a distancia al nazismo ucraniano, la guerra continúa y la servil y ciega Europa podría pronto ser campo de batalla de la Tercera guerra mundial, que forzosamente se haría nuclear por obra de EU, cuyo cínico poder mediático acusa a Rusia. El intento ruso de dialogar con el gobierno ucraniano no sirve porque esa Ucrania títere no tiene opinión propia. La suya es la de EU, que quiere extender y ampliar la guerra, lo que Rusia desea evitar. ¿Puede Putin, como hizo en su momento Daniel Ortega con la Contra, decidir no perder más tiempo hablando con payasos y exigir hacerlo con el dueño del circo, que, como siempre, es EU? Es poco probable porque quien está estancada y en problemas es Rusia, no EU, que ve los toros desde la barrera.
En efecto, los nazis ucranianos, que tienen la ventaja del terreno, se atrincheran en las grandes ciudades, usando a la población como escudos humanos y bloqueando la posibilidad de que quienes deseen huir del desastre aprovechen las vías seguras protegidas por las tropas rusas que les garantizan poder salir de Ucrania. La situación de las gentes es terrible y los rusos, que rodean las ciudades, no pueden entrar en ellas. Con esa situación empantanada, Rusia podría buscar otra salida posible, ya que varios países europeos se están descolgando de EU en lo energético, porque necesitan gas y petróleo ruso, y en lo alimenticio, pues necesitan trigo, granos y fertilizantes que produce Rusia. Pero esto, que nada resuelve, no le conviene, ya que el problema sigue siendo EU. A Rusia, que no puede volverse atrás sin lograr nada, solo le queda continuar la lucha hasta lograr lo que reclama con justicia. El canciller Lavrov ha declarado que Rusia vencerá otra vez las sanciones y que no volverá a depender más de ninguna relación y alianza con Occidente. Y todo indica que es eso lo que hará.
¿Y qué decir de las sanciones? De entrada, que son ilegales; y luego, que son brutales, racistas, ridículas e imbéciles. Eso de nada sirve decirlo porque ahí están; y la amenaza yankee es seguir incrementándolas, abiertamente para aplastar a Rusia, y solapadamente para arruinar también a Europa, que en su servil ceguera lo celebra. Veamos. Son ilegales porque el Consejo de seguridad de la ONU es el único organismo autorizado por todos los países para aprobar y aplicar sanciones luego de discusión seria y votación que lo decida. ¿Qué otra cosa que no sea su brutal arrogancia de matón, respaldada por la cobardía y complicidad de tantos gobiernos serviles o dóciles a los que se impone y amenaza, le permite a EU, que se sigue creyendo amo del mundo, usurpar esa facultad para utilizarla exclusivamente en función de sus intereses criminales y sus insaciables ambiciones de dominio? ¿por qué la cobarde ONU no se atreve a sancionar a ese matón por sus guerras asesinas y sus horrendos genocidios? El hipócrita Guterres que, igual que otras veces, se hizo el loco con lo de EU en Ucrania, mirando para otro lado a fin de no molestar al amo, ahora, para complacerlo prefiere acusar a Rusia. El papa Francisco es otro que, en las anteriores guerras de EU se limitó, como hacen siempre los papas, a llamar al mundo a rezar por la paz, pero esta vez se fue en persona a la embajada rusa en Roma para exigirle a Rusia el cese de la guerra. En cambio, le faltó tiempo y coraje para pasar por la embajada estadounidense a exigirle a EU, causante de la guerra, que pare la agresión. Por su parte, el TPI se arrodilla aterrorizado ante EU cuando amenaza a sus cobardes jueces. En fin, que, como todos sabemos, los organismos internacionales, políticos, económicos, financieros, mediáticos, militares, “pacifistas” o deportivos, es decir, todos, son suyos y le obedecen sin chistar. La impunidad criminal de EU es infinita y el miedo de los países débiles, siempre humillados, les impide unirse para enfrentarlo como mayoría mundial que son y atreverse con vigor a denunciar sus crímenes.
En el próximo artículo intentaré terminar con lo que falta: examinar las sanciones, sus otros rasgos y consecuencias, y los bloques político-militares que se esbozan como producto de este nuevo cuadro geopolítico.
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