Estados Unidos, Rusia y Ucrania. Guerra y sanciones (III)

Vladimir Acosta 22 marzo, 2022 - 6:39 a. m.

Concluyo el artículo. Señalo los otros rasgos propios de las sanciones.

Son criminales, no solo por su tamaño y monstruosidad sino porque, a diferencia de las anteriores, impuestas por EU y sus siervos europeos, dirigidas a someter países renuentes a su dominio, estas, después de forzarla a frenar militarmente a Ucrania, lo que intentan con Rusia es quebrarla, hundirla en un desastre social interno (¿una gran “revolución de colores”?) para hacerla desaparecer como país y luego dividirla en trozos, completando esta vez lo que solo se logró a medias en 1991 con la URSS. El plan no es secreto. Biden y su combo de histéricos lo proclaman, y ministros alemanes, franceses y polacos
gritan que esta vez sí van a lograrlo, como si fueran ellos. Por cierto, los ocultos laboratorios biológicos de EU en Ucrania, que manipulaban virus capaces de propagar epidemias letales, y que fueron descubiertos y denunciados por Rusia hace una semana, eran parte clave de ese plan. EU, además de reconocido genocida, es experto criminal en guerras biológicas con virus e insectos causantes de mortales pestes y plagas, humanas y animales. Lo hizo en Corea, después en Vietnam y en Cuba y también en África.

Tienen un componente ridículo o grotesco que la servil Europa nutre con mamarrachadas imitadoras de los bufones de otros tiempos, que se esmeraban en hacer reír al rey su amo. Solo que este ridículo, grotesco o criminal como es, no hace reír a nadie: prohibición de gatos rusos, de directores sinfónicos rusos, de oír a Tchaikovsky y leer a Dostoievsky, de atender a rusos enfermos de cáncer. Y culmina con la aparición de un nuevo payaso, el inefable Elon Musk que, no soportando un día sin salir en los medios, reta a Putin a duelo, como en una ordalía medieval, para jugarse en ella a Ucrania. ¿Estará acaso buscando con esta ordalía el apoyo del papa Francisco? Pero me detendré solo en los otros 2 rasgos que siguen y que con el primero son los más importantes. Veamos:

Son racistas. La vieja rusofobia europea se ha reanimado con verdadera furia dándole forma y contenido al criminal plan de EU de acabar con Rusia. Cómo no pensar en nazis y racismo, sobre todo cuando esas muestras de rusofobia estallan en Alemania, como en días pasados. Por cierto, conviene recordar que ante el renacer nazi que cobra fuerza en Europa, Rusia llevó el año pasado a la ONU una propuesta contra ese renacer del nazismo. Hubo pocas abstenciones y la propuesta se aprobó con amplia mayoría habiendo solo 2 votos en contra: Ucrania y EU. Ucrania porque es nazi y EU porque además de genocida, es hipócrita y en los hechos nunca rompió con el nazismo. Su argumento para votar en contra fue que la primera enmienda de su Constitución garantizaba la libertad de expresión, pero en cambio parece que esa enmienda no le impide censurar y prohibir los portales rusos que desmontan a diario sus mentiras.

Hace 2 semanas, Frau Úrsula von der Leyen, presidenta alemana de la Comisión europea, en una declaración con fuerte tufo nazi, hablando de los refugiados llegados a Alemania que huyen de Ucrania, dijo: “los ucranianos son como nosotros, son de los nuestros”. Le faltó solo añadir que no eran como los “untermenschen rusos”; sí, los mismos que aplastaron al nazismo alemán y ganaron la Segunda guerra. Hasta un ministro vocero del gobierno búlgaro, que está lejos de ser ario, declaró que esos refugiados ucranianos sí le gustaban porque eran blancos, europeos, educados, y no esos bichos extraños que le llegaban de Siria y de Libia y que no le inspiraban la menor confianza. De Ucrania, como en cualquier guerra, son muchos los que huyen, y como la población ucraniana es diversa y hay africanos, asiáticos y latinoamericanos, no todos los que huyen son blancos y rubios, esos que la Europa racista ama, en la frontera polaca rechazan y devuelven a los no totalmente blancos y en especial a los negros africanos. Es invierno, los bajan de los buses y los fuerzan a buscar cómo sobrevivir. Son muchos los que mueren de hambre o de frío, producto del racismo polaco. ¿Qué les importa? Y conviene no olvidar que son decenas o centenas de miles los migrantes africanos y asiáticos, negros o de piel oscura que, producto de ese mismo racismo a escala europea, yacen en el inmenso cementerio acuático en que ese racismo ha convertido al Mediterráneo.

Por cierto, volviendo al actual racismo anti ruso, debo repetir, porque se lo ignora o se lo omite, que el títere Zelensky hizo aprobar una Ley racial; sí, racial, que, simplificando y manipulando los orígenes ucranianos, que son los mismos de Rusia, pues la historia medieval de ambas empieza con la Rus o Rusia de Kiev; orígenes en los que participaron suecos (llamados varegos) y eslavos, divide a los ucranianos en escandinavos y rusos, prohibiendo el idioma y los derechos humanos de estos, y otorgando esos derechos solo a los “arios”. La prensa occidental oculta esto y muestra asombro cuando se lo señala. Trata también de ignorar que un conocido periodista ucraniano en el canal televisivo 24 de Kiev proclamó hace días que hay que exterminar ya a todos los rusos, y resaltó que para lograrlo era indispensable comenzar matando a todos los niños, pues solo sin ellos no habría más Rusia. Después falsimedia finge asombro cuando se muestra que desde hace décadas Ucrania está en poder de nazis y neonazis cuyos partidos, brigadas, líderes y nombres todos conocen muy bien, empezando por EU, que los arma y los financia.

Son arrogantes y suicidas. Producto de la soberbia yankee y el servilismo europeo, las sanciones combinan la prepotencia sin suficiente base del primero con la imbecilidad servil y suicida del segundo. Destruir a Rusia va a serles imposible. EU la ha sacado de todos los organismos económicos, bancarios, financieros y políticos mundiales, le ha robado sus reservas internacionales (que el títere Zelenszki pide al ladrón Biden que se las regale) y ha bloqueado su venta de petróleo y gas a Europa cerrando el gas del Nord Stream II y dejando abierto solo el Nord Stream I, que pasa por Ucrania, ya que sin él Europa revienta de hambre y frío. Pero esas arrogantes sanciones van directas al fracaso porque Rusia tiene cómo enfrentarlas y cómo fortalecer su economía, virando hacia el comercio y las relaciones con Asia, y no solo con sus estrechos aliados China e Irán sino con India y otros países que no aceptan sancionarla y empiezan a comerciar dejando parcialmente de lado el debilitado dólar yankee. Las sanciones prohíben a Europa comprar petróleo ruso, pero Europa tampoco puede vivir sin él y lo sigue comprando. Mientras, EU, que también lo necesita, intenta en vano presionar a Irán y a Venezuela y sigue dispuesto a continuar robándoles sus barcos y cargamentos petroleros. Las sanciones impiden comprar trigo, granos y fertilizantes a Rusia, y también materias primas, piezas técnicas y tierras raras. Pero Europa, que depende de ellas, se las está comprando mientras amenaza a Rusia y arma a Ucrania para ayudar al amo yankee a prolongar la guerra. En fin, las arrogantes sanciones son un fracaso porque hacen mucho más daño a Europa que a Rusia y están dañando el comercio mundial, produciendo en Europa, Asia y América, incluido EU, escasez de bienes indispensables, hambre, protestas e inflación. El resultado es que EU acentúa su decadencia quebrando el mercado mundial y sus libres intercambios, mientras el continente imbécil que es Europa va rumbo a suicidarse por órdenes del amo al que sirve con docilidad perruna en contra de sus propios intereses.

En cuanto al cuadro geopolítico mundial que está surgiendo de este conflicto entre EU y Rusia, pronto extensible a China y capaz de hundir a Europa, será tema central de un venidero artículo.

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