Wordle revive el mito del buscador de oro

Por José Gaudeano. 1 febrero, 2022 - 11:39 p. m.
Juego Wordle

El New York Times anuncia la adquisición de Wordle, el puzzle de palabras creado por el ingeniero de software de Reddit Josh Wardle, un galés basado en Brooklin, para que su pareja combatiese el aburrimiento durante el confinamiento. Empezaron simplemente jugando ellos dos, para pasar a tener unos noventa jugadores el pasado noviembre, y de ahí, en un proceso completamente viral, a unos trescientos mil a principios de enero, y a los más de dos millones actuales.

La adquisición, que según el periódico se cierra «en torno al rango bajo de las siete cifras», convierte al desarrollador en millonario, y plantea hasta qué punto saber convertir ideas en código y en un proyecto con el diseño adecuado puede ser, en una sociedad en la que los procesos virales pueden ocurrir de manera espontánea, el equivalente moderno de encontrar oro.

¿Qué llevó a Wordle a convertirse en una sensación a nivel mundial?

Es difícil saberlo. Obviamente, la mecánica del juego tiene que funcionar y resultar atractiva, pero posiblemente jugase un papel la decisión de un jugador neozelandés, país en el que el juego es especialmente popular, de empezar a publicar sus resultados en Twitter mediante una serie de emojis, en una configuración muy visual y fácil de interpretar para cualquiera que conociese el juego. Si te has asomado a las redes sociales en algún momento durante los últimos pocos meses, lo normal es que te hayas encontrado con ese tipo de gráficos de colores reconocibles.

Además, una simplicidad y un minimalismo absolutos: no hay app, se juega en una página web, se genera únicamente una palabra cada día, sin registro ni publicidad de ningún tipo. Simplemente eso: adivinar una palabra de cinco letras en seis intentos. Como para unos tres minutitos al día. Sin más pretensiones.

Ahora, tras pasar por una fase de «esto no es mi trabajo principal, no quiero que lo sea, ni que me genere estrés o ansiedad» mientras el crecimiento brutal de su juego iba reclamando más y más de su atención, o mientras iban apareciendo clones de todos los colores, desde más complejos hasta con palabras obscenas, Wardle se encuentra con la recompensa a su trabajo: una adquisición por parte de un medio con interés en conseguir tráfico para su sección de pasatiempos. Según la nota del comprador, el juego se mantendrá libre y gratuito «al menos inicialmente», aunque podría terminar siendo un entretenimiento para suscriptores como ocurre con sus crucigramas y otros de sus juegos.

Al final, una historia bonita de un desarrollador con algo de tiempo y una pareja a la que le gustaban los pasatiempos. Pero para muchos, una inspiración. La viralidad tiene pocas reglas fijas, y nunca se sabe cuándo la idea que se te ocurrió y desarrollaste en un ratito siguiendo una inspir

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